
Según explica Peter Senge, disciplinas del aprendizaje continuo que resultan vitales para construir una organización inteligente son las siguientes.
Atención: A la hora de la transformación, es clave que sean aplicadas no sólo por el líder, sino por todos los miembros de la empresa.
Dominio personal: Las personas con esta habilidad son capaces de alcanzar los resultados que más les importa.
Nuevos modelos mentales: Nuestras formas de pensar o paradigmas pueden restringir nuestra visión del mundo y la forma en que actuamos.
Visión compartida: La clave es que la vocación personal de cada miembro del equipo (lo que da sentido a su vida y su trabajo) esté alineada con la de la empresa.
Trabajo en equipo: Es una realidad que si pensamos en grupo, surgen mejores ideas, y si todos trabajamos en la misma dirección, los resultados llegan más rápido.
Visión compartida: La clave es que la vocación personal de cada miembro del equipo (lo que da sentido a su vida y su trabajo) esté alineada con la de la empresa.
Trabajo en equipo: Es una realidad que si pensamos en grupo, surgen mejores ideas, y si todos trabajamos en la misma dirección, los resultados llegan más rápido.
Pensamiento sistémico: Consiste en ver las situaciones que vivimos en términos de sistemas globales, de causas interrelacionadas, y no como efecto de una sola causa.
El mensaje está claro: en general, el factor más importante de éxito de un negocio es la capacidad de tomar y ejecutar bien las decisiones clave para la organización.
Potencia Tu Lado Innovador.
Dale a tus empleados la libertad para innovar: No hay cambio posible sin creatividad. Así que crea el ambiente y los espacios propicios para que tu personal sienta que puede proponer ideas nuevas, incluso en áreas en las que no trabaja directamente.

Aumenta el entusiasmo de tus colaboradores: Pregúntale a tu gente qué es lo que más los impulsa e inspira en su crecimiento profesional y personal.
Asume siempre tu responsabilidad. Cuando tengas que resolver un problema en tu empresa, empieza por preguntarte a ti mismo: ¿qué tanto tienes tú que ver con él?.
Piensa dos generaciones adelante: Imagina tu negocio dentro de 50 o hasta 100 años, aún cuando no creas que tu producto o servicio pueda durar tanto en el mercado. Este tipo de análisis te ayudará a pensar, por ejemplo, qué tendrás que hacer en la próxima década para que tu oferta siga siendo atractiva para tus clientes o en qué nuevos mercados podrías incursionar.
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Como líder, no debes condenar el error: tienes que capitalizarlo.
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